El mito del buen indígena, Grecia y los mercados

El sábado, mediante teleconferencia, los ministros de Economía de la Eurozona dieron luz verde al nuevo tramo de prestamos de emergencia comprometidos en el plan de Ayuda a Grecia. 12.000 millones de euros que permitiran a Grecia sobrevivir hasta después del verano y que la Eurozona solo ha liberado después de que el gobierno socialista griego sacara adelante en una apurada votación, y con buena parte de la sociedad griega protestanto frente al parlamento, un nuevo paquete de recortes, reformas y privatizaciones por valor de decenas de miles de millones de euros.

Pero, a pesar del rescate o precisamente por él, Grecia está jodida. Lo podría decir de otra manera, pero sería edulcorar la realidad. A los griegos les esperan décadas de penurias y sacrificios, capítulos y más capítulos de una de las tragedias económicas más largas jamás escritas y la de más dudoso final. ¿Caerá Grecia al abismo? Aunque hay que recordar que incluso al borde del abismo caer es solo una de las posibilidades, quizá en este caso Grecia no esté al borde del abismo, si no precipitándose ya al vacio. Quizá a Grecia solo le resta saber como de profundo es el pozo y como de doloroso va a ser el encontronazo con el fondo.

Pero ¿quién ha escrito esta tragedia? En España, muy dados a apoyar siempre al más débil, solidarizarnos con todos los quijotes del mundos y mirar con malicia a todo aquel que no parece de los nuestros, una buena parte de la sociedad está segura de que los culpables de todo esto son los bancos, el FMI, la bragueta de DSK y los mercados. Los ciudadanos son inocentes, por supuesto.

El mito del buen indígena o del buen salvaje, que tanto éxito tuvo en la Europa moderna y colonial, sigue vivo y reaparece de cuando en cuando reformulado y adaptado a los nuevos tiempos. Entre los urbanitas existe una versión que idealiza al hombre del campo y al mundo rural, olvidando la falta de servicios, de oportunidades y la despoblación. En los partidos políticos en crisis, el mito del buen salvaje se ha repensado como el mito del buen afiliado de base. La cúpula del partido X ha perdido la esencia del partido pero las bases, el afiliado de a pie, es bueno, santo e ideológicamente puro. Si la cúpula escuchase a las bases, todos los problemas internos del partido se resolverían. Los partícipes de este mito obvian que las bases suelen reproducir fielmente a sus líderes, en lo malo, en lo bueno y en lo peor; y que la voz de las bases no tiene por qué ser sinónimo de razón o de éxito electoral (¿he oido a alguien decir Tomás Gómez?)

Con la crisis económica, el mito vuelve con fuerza. En este caso transformado en el mito del buen ciudadano, de pureza democrática y de nobles principios, enfrentado a los temibles mercados, a la malévola UE, a los sátrapas del FMI y a sus caducos gobiernos. Por lo tanto, los ciudadanos griegos (o los portugueses, irlandeses, islandeses o los españoles, vale para todos) son los buenos y todo lo que hagan debe ser aplaudido porque tienen razón.

¿De verdad son los griegos inocentes en la tragedia que vive su país? Olvidemos por un momento el fraude fiscal, el dinero negro, las familias que cobran pensiones de familiares muertos, la gente que vive por encima de sus posibilidades y demás individualizaciones del cáncer que carcome Grecia. Eliminando todo esto de la ecuación ¿están exentos de responsabilidad aquellos que han sostenido con sus votos, año tras año, un sistema político que mataba lentamente al país y que han participado activamente en él? Los griegos son responsables de lo que sucede porque ellos forman parte y son sustento del sistema que les ha llevado hasta aquí. Sí, los bancos que les concedían créditos y que compraban la deuda del país también son responsables y tendrán que asumir parte de los daños (es evidente que Grecia no puede pagar sus deudas) Sí, la UE también es responsable de lo que sucede ¿quién fue el brillante analista que permitió la adhesión de Grecia a la moneda única? ¿Quién auditaba sus cuentas? ¿Para qué sirve Eurostats si nos es capaz de ver un pufo de miles millones cuando lo tiene frente a sus narices? Sí, el propio diseño de la Unión y de la Eurozona está demostrándose inútil y burocrático y sí, hay que pensar en modificarlo cuanto antes. Sí, el plan de ajuste está más pensado para que Grecia pague sus deudas a toda costa que para hacer que las pague creciendo. Sí, el plan de ajuste está profundizando la recesión, la quiebra de su economía y los griegos lo van a pasar mal y está demostrando ser un desastre. Y sí, más nos vale pensar en otra forma de encarar el problema.

Pero los griegos no son tan inocentes como solidariamente proclamamos. Si mañana hubiese elecciones posiblemente las ganaría el mismo partido que durante años los empujó alegremente al abismo y que mintió descaradamente sobre las cuentas del Estado. Los valencianos no son inocentes de las corruptelas de su Gobierno porque cada vez que votan refrendan la gestión de Camps. Los madrileños son tan responsables de las deudas de su ayuntamiento como Gallardón porque no se cansan de votarle. Dentro de unos meses, los españoles seremos responsables de los recortes de Rajoy porque para eso le habremos votado. De igual manera, los griegos son responsables de lo que sucede en Grecia porque sin su participación activa el abismo no estaría bajo sus pies. El mundo real no suele ser una lucha en la que podamos identificar inequívocamente a buenos y malos.

Sin dejar de solidarizarme con aquellos que lo están pasando mal, no puedo dejar de afirmar que los griegos son parte del problema y, en buena medida, responsables de parte de la situación que viven. Pero ahora el problema es otro: Grecia está eligiendo entre la muerte y la muerte dolorosa. El gobierno prefiere una y el pueblo otra, pero no tengo claro cual quiere cada uno.

Deja un comentario